Nadezhda Azhgikhina (GAMAG Europa) aboga por evitar “tácticas de miedo para cancelar la cultura rusa y a todos los rusos”
*** “Millones de rusos están excluidos del mundo, al mismo tiempo que se enfrentan a presiones sin precedentes dentro de Rusia. Si esta práctica continúa, los occidentales no podrán encontrar a nadie con quien hablar en Rusia”, advierte.
Nadezhda Azhgikhina, miembro del Comité de Coordinación de GE, habla de periodismo y feminismo con Jackie Abramian –también comprometida con la igualdad y el empoderamiento de la mujer– en una larga entrevista publicada por ‘Ms.’, revista que lleva más de 50 años a la vanguardia del periodismo feminista.
https://msmagazine.com/2023/06/10/nadezhda-azhgikhina-russia-journalism/
10/6/2023 por Jackie Abramian
“La historia la hace la gente común, no los políticos. El diálogo es de gran valor porque algo sucede cuando las personas se encuentran y hablan”, dice con entusiasmo la veterana periodista rusa Nadezhda Azhgikhina. Estamos en un rincón del vestíbulo de un hotel una noche en la ciudad de Nueva York después que haya tenido un día completo de reuniones, una charla universitaria y una cena con amigos cercanos y colegas.
Fiel a su nombre, Nadezhda (que significa esperanza en ruso) Azhgikhina tiene esperanza en el futuro de nuestro mundo. Como directora ejecutiva de PEN Moscú y miembro de la Unión de Escritores Rusos, sirvió en el Consejo de Género de la Federación Internacional de Periodistas durante casi quince años. Articula sus ideas en un excelente inglés, pero con un inconfundible acento ruso y una sonrisa ocasional que se extiende por su rostro.
Le pregunto sobre el vacío global actual que ha silenciado la comprensión intercultural de las historias humanas en toda Rusia. Estos relatos tienen cicatrices de una historia de revoluciones y renovaciones, ideologías políticas cambiantes de apertura, y después de aislamiento de Occidente.
Azhgikhina espera que los intelectuales y educadores del mundo puedan estar “en la primera línea para romper estereotipos y construir puentes en diferentes campos” y evitar “tácticas de cancelación de la cultura rusa y de todos los rusos”.
“Esto es importante para el futuro, nuestro futuro común. La cancelación de Rusia ha dejado a muchos intelectuales, estudiantes, clase media y personas de mente abierta rusos sintiéndose discriminados por Occidente, por lo que han comenzado a cambiar de opinión y apoyar la propaganda. Las sanciones no afectan a los oligarcas, generales o políticos rusos, sino al pueblo liberal. Millones de rusos están “prohibidos” en el mundo, mientras que, al mismo tiempo, enfrentan presiones sin precedentes de las autoridades dentro de Rusia. Si esta práctica continúa, los occidentales no encontrarán ningún interlocutor en Rusia”.
“En toda Rusia, dice, hay mucha gente decente. Las mujeres están a la vanguardia y siguen ayudándose mutuamente”.
Azhgikhina recuerda con nostalgia cómo las comunicaciones abiertas y empoderadoras entre las mujeres rusas y estadounidenses en el pasado ayudaron a desmantelar la imagen “servil” de las mujeres rusas que se tenía desde hacía mucho tiempo, tal como se presentaba en los medios de comunicación rusos. Esta representación, dice, fue impulsada por las ideas neoliberales, tras años de propaganda soviética sobre la igualdad formal (inexistente) y penetró en la sociedad y el mundo empresarial.
Bajo Mikail Gorbachov y su “primera dama erudita” Raisa Gorbachov, las colaboraciones impulsaron iniciativas internacionales de paz de mujeres y lanzaron el Centro de Estudios de Género de Moscú de la socióloga Anastasia Posadskay. Esto ayudó a que organizaciones de mujeres independientes se reunieran en toda Rusia.
Las primeras escritoras de la URSS y América del Norte se reunieron en la primavera de 1991 en la conferencia Glasnost in Two Cultures en la Universidad de Nueva York y fomentaron la diplomacia ciudadana intercultural, borrando conceptos erróneos en ambos lados. Tras la traducción al ruso del icónico libro “Our Bodies Ourselves”, por iniciativa de Katrina Vanden Heuvel, las organizaciones de planificación familiar de EE. UU. y Rusia trabajaron juntas. Las ondas de Радио Надежда (Radio Esperanza) desataron un cambio revolucionario contra la violencia de género. Como reacción, algunos hombres jóvenes se unieron al movimiento contra este delito.
El lema “La democracia sin mujeres no es democracia”, adoptado por el movimiento feminista ruso, alcanzó prominencia más allá de sus fronteras, integrándose en la lucha mundial por la igualdad de género. Salvó vidas, abrió puertas, redujo tensiones y unió a las mujeres para luchar por el desarme nuclear, la igualdad de derechos y la seguridad.
Declive de la ética del periodismo global y el periodismo feminista.
Fideicomisaria de Artículo 19 desde 2020 y exvicepresidenta de la Federación Europea de Periodistas, Azhgikhina está alarmada por el panorama desolador del periodismo mundial y la falta de contenido bien investigado y analizado. Ella dice que las “empresas tradicionales de medios familiares ” han sido reemplazadas por grupos internacionales hiperenfocados en los beneficios y la rentabilidad, no en la publicación de contenido de noticias sólidas.
“La globalización de los mercados ha simplificado el contenido y disminuido la calidad de la información, ya que la mayoría de los medios de comunicación hoy en día utilizan los mismos contenidos para informar sobre los temas. Los departamentos más caros, como los de investigación, ciencia y tecnología, se ven eclipsados financieramente, y los corresponsales extranjeros han disminuido drásticamente en todo el mundo”, dice Azhgikhina, citando el libro del escritor de Nation Magazine, John Nichols, The Death and Life of American Journalism.
“Estamos lejos del periodismo real hoy. Desde que se prescindió de los periodistas más cualificados de las redacciones, asistimos a una tendencia mundial de noticias uniformadas y titulares rápidos. Lo optimizan todo, no para informar y educar, sino como cebo informativo. Los reportajes objetivos y las voces de todas las partes implicadas se reemplazan con “paquetes de noticias”, una tendencia muy peligrosa. La comunidad periodística mundial debe levantarse y exigir una toma de conciencia ”, dice.
Azhgikhina tiene esperanzas en varias iniciativas internacionales, entre ellas la conferencia Mujeres Periodistas como Comunicadoras de Paz de la UNESCO.
Originaria de Tomsk, una de las ciudades más antiguas de Siberia, Azhgikhina se mudó a Moscú a una edad temprana. Con un Doctorado en Periodismo de la Universidad Estatal de Moscú, donde enseñó durante muchos años, Azhgikhina desarrolló una notable carrera periodística. Su currículo incluye altos cargos en algunos de los principales medios de comunicación de Rusia, como Ogoniok, Nezavisimaya Gazeta (uno de los diarios más importantes de la Rusia postsoviética) y una columna personal en Delovoy Vtornik y JOURNALIST. En 1992 cofundó con Irina Jurna la Asociación de Mujeres Periodistas Rusas.
Ella atribuye su intelecto y éxito internacional a su familia. Como muchas familias rusas, la suya refleja orígenes diversos, que van desde comunistas devotos y víctimas del Gulag hasta educadores, escritores rusos famosos y estudiosos de la literatura rusa. Ella recuerda con orgullo la influencia de su abuela materna quien, como comunista devota y “feminista práctica”, fue la primera mujer geóloga-jefa en las minas.
“Durante esa época, las mujeres nunca trabajaban como geólogas o geólogas-jefas. Obtuvo este puesto después de graduarse en el Instituto Técnico de Tomsk, y tenía un sitio en una mesa donde sólo había hombres. Ella los animaba a usar vocabulario ruso obsceno, como si sólo hubiera hombres en la mesa, cosa que ni siquiera ahora puedo imaginar, pero consiguió estar ahi”. Azhgikhina admite que la discriminación de género persiste en Rusia como en el resto del mundo.
El informe más reciente de ONU Mujeres confirmó que la plena igualdad de género en todo el mundo está a 300 años de distancia. Pero en Rusia, el estatus político de las mujeres es mejor hoy que a finales de la era soviética. Las mujeres ocupan el 27 por ciento de los escaños parlamentarios rusos, en comparación con casi el 20 por ciento al final de la Unión Soviética.
Sin embargo, Azhgikhina explica cómo solo las madres con salarios altos pueden pagar fácilmente niñeras y guarderías, mientras que aquellas con menos seguridad financiera a menudo sacrifican sus vidas profesionales, al no poder pagar tales servicios. Más allá de la estrategia nacional oficial de Rusia sobre las mujeres, ella ve la necesidad de “promover que las mujeres lleguen a puestos de toma de decisión a nivel nacional”. En algunas regiones rusas, con una población mayoritariamente musulmana, dice que las mujeres participan activamente en todos los niveles de poder y empresas comerciales, haciendo importantes contribuciones al desarrollo general de la sociedad.
“Los principales medios de comunicación de Rusia recientemente han comenzado a dar cobertura a la violencia de género, pero desde un ángulo de valores patriarcales tradicionales o con una prespectiva religiosa. Esta tendencia ha acompañado la progresión general de la retórica patriarcal, homófoba y nacionalista”, dice Azhgikhina.
La mayoría de los rusos, según encuestas recientes, cree que la violencia de género es un delito punible. Esto contrasta con lo que sucedía hace unos 30 años, cuando Azhgikhina trabajaba con ONG y periodistas rusos que cubrían la violencia de género, incluidos los asesinatos por honor y las mutilaciones genitales femeninas, que todavía se practican en algunas regiones del norte del Cáucaso en la actualidad.
Cuando estos temas se presentan en los medios, hay resistencia por parte de los tradicionalistas. Para combatir esto, Azhgikhina explica cómo feministas y activistas rusas promovieron un premio de la vergüenza titulado “Sexista del año”. Fue lanzado diez años antes de la COVID-19, el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), como una iniciativa en línea creada por jóvenes feministas y periodistas feministas, las cuales señalaron actos y declaraciones sexistas en la esfera pública, los medios de comunicación y la publicidad, que captaron la atención y la cobertura de los medios.
La paz desde una perspectiva feminista
Le pregunto a Azhgikhina si en el entorno actual “la paz está en el suelo y está esperando a que la recojan”, como cita Philip Zelikow en su libro “The Road Less Traveled”. ¿O los conflictos globales y las guerras eternas han convertido a las personas constructoras de paz en una especie en peligro de extinción?
“Debido a que tenemos tantos conflictos en todo el mundo y carecemos de suficiente información sobre los acontecimientos en diferentes partes del planeta, nuestra visión global es muy desconcertante. Recuerdo debates sobre muchos conflictos y actividades en los que no se discutía a menudo un enfoque tan humanista, incluidas las formas de iniciar la comunicación de paz después del conflicto o cómo prevenir nuevas tragedias. Lamentablemente, las iniciativas se centraban en los aspectos humanos. Las formas de poner fin a la violencia no son muy populares ahora y no dominan la agenda de los principales medios de comunicación. Estos han olvidado muchos principios básicos del periodismo. En cambio, participan en guerras de información para provocar una escalada, en lugar de encontrar formas de impulsar la paz”.
Azhgikhina dice que el entorno global actual desafía los esfuerzos morales constructivos, simplemente porque “no son muy rentables”.
Lamenta que aquellos en Europa que aún recuerdan la Segunda Guerra Mundial y la posterior paz mundial estén desapareciendo lentamente. Otra generación de jóvenes considera las guerras y las amenazas nucleares sobre todo como “juegos de ordenador”.
“Cuando presidí un debate de jóvenes académicos sobre los medios y la amenaza nuclear como parte de un diálogo ruso-estadounidense en San Petersburgo antes de la pandemia, nadie señaló la amenaza nuclear como algo serio. Esto me aterroriza. No sé cómo ha surgido esta actitud, pero creo que es porque no discutimos ni enfatizamos lo suficiente la paz como la base natural de todo en nuestro mundo. Sí, es importante informar no sólo sobre elecciones, catástrofes naturales y entretenimiento, sino también recordarle a nuestro mundo los valores básicos de lo que debemos hacer, lo que es vergonzoso hacer, lo que es bueno y lo que es malo”. Azhgikhina enfatiza cómo “nuestro mundo de la posverdad” ha dejado a algunas personas desorientadas.
Se une a sus colegas y amigos periodistas de organizaciones internacionales como Ethical Journalism Network (EJN) en la búsqueda y el hallazgo de “nuevas formas de apoyar el periodismo como un bien público”. Estas ideas incluyen establecer bases independientes para el periodismo de investigación, la formación en nuevas tecnologías, trabajar con big data e involucrar a la audiencia en la elaboración de agendas y actividades de los medios. Sus colegas y ella coinciden en que el periodismo sobrevivirá y mantendrá su misión, independientemente de los temas de actualidad.
Citando a la Federación Internacional de Periodistas, que en 2019 adoptó la Carta Global de Ética para Periodistas, suscrita por casi todas las organizaciones profesionales del mundo, Azhgikhina insta a los periodistas a no priorizar la cobertura de cuestiones parlamentarias y políticas y cumplir el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
“Esta apunta la responsabilidad de los periodistas ante su público, que tiene prioridad sobre todo lo demás, incluidas las autoridades públicas. Cuando se confiaba mucho más en los medios, el público entendió que la información que proporcionaban potenciaba una mejor participación”, dice Azhgikhina.
Le pregunto a Azhgikhina si, en su opinión, las mujeres en Rusia y Ucrania tomarán el “camino de la diplomacia”, que Henry Kissinger describió como “complicado y frustrante”, pero que “requiere visión y valentía para avanzar hacia él”.
“Es muy difícil generalizar. Hay diferentes tipos de mujeres y hombres, pero creo que las mujeres, como participantes en la diplomacia ciudadana mundial, la construcción de la paz y la comunicación de la paz, están desaprovechadas. Las mujeres han adquirido experiencia en todas las esferas y pueden impulsar la promoción y consolidación de la paz debido a sus capacidades básicas. Esto no se debe a que las mujeres sean mejores que los hombres, sino a que las mujeres saben manejar situaciones increíbles e imposibles. No es casualidad que las mujeres se reagrupen ante crisis o catástrofes ”.
“Creo que las mujeres motivadas probablemente encontrarán un lenguaje más flexible para comunicarse. Creo que es posible que las mujeres en Rusia y Ucrania encuentren un lenguaje común y se ayuden mutuamente. Tal vez ya están en este camino. Es el potencial de las mujeres lo que acelera y facilita un lenguaje común de paz para que todos podamos superar las consecuencias de la tragedia a la que nos enfrentamos colectivamente hoy”, sonríe Azhgikhina.
¿Y cuál es su mensaje para las mujeres del mundo?
“Soñemos con todos nuestros futuros, el futuro de nuestros hijos viviendo en el mismo espacio y el mismo universo. Todos vivimos en una pequeña carroza azul flotando en el espacio. Nunca debemos rendirnos. Debemos creer en que lo imposible es posible. Nuestra misión no es imposible. Primero debemos tener un sueño, luego nuestro sueño puede hacerse realidad”.
SOBRE Jackie Abramian
Jackie Abramian es asesora de empresas sociales y miembro de sus juntas directivas, comprometida con la amplificación del trabajo de las mujeres constructoras de paz, creadoras de cambios y emprendedoras sociales, empoderando a las niñas y la equidad de las mujeres en todo el mundo, velando por que tengan un puesto o dos en la mesa y estén en “el menú” durante todas las negociaciones. Es miembro del Grupo de Trabajo sobre Mujeres, Democracia, Derechos Humanos y Seguridad (WDHRS) de la Coalición Internacional para la Renovación Democrática (ICDR), estratega de comunicaciones corporativas y fundadora de Global Cadence. Sus columnas y blogs han aparecido en Forbes Women, Thrive Global, HuffPost y GritDaily, entre otros.